Refugio antibombas


Septiembre lluvioso. Llegan rumores de que a mucha gente se le acabó la leña. El invierno cordillerano es solaz estético de ricos y un general muy severo con los pobres. Trozamos raíces terrosas de avellanos muertos, ciruelos derribados por el puelche y troncos de roble que habían quedado a la intemperie. Todo suma cuando se trata de espantar el frío. La estufa tarda en calentar el caserón. El hervidor eléctrico provee un café soluble que sabe a engaño industrial. Cigarrillos baratos para compartir mensajes circulares con los espíritus. Leves ráfagas distorsivas como respuesta. Divagaciones strindberianas revolotean sobre mi cabeza. Buceo en la contradicción humana. Uso la escafandra de escritor para no ahogarme en caldos de cabeza. Confronto comportamientos pretéritos. Hago rayuelas emocionales. Intento reparar con parches curitas los eventos insolucionables de la historia. Sucede que entre más me sumerjo descubro que es más oscuro, más intrincado, y no avizoro un túnel alterno para respirar, o para al menos deleitarme con una luz distinta.

La soledad cordillerana se trasladó al lado oscuro del corazón. A ratos me veo como un fiordo ignoto, un glaciar estático, una era de hielo de tres peniques.

Avanza la madrugada. Quiltros amarrados aúllan en la lejanía. No habrá justicia para hombres ni perros. Me refugio en mi cultura como niño asustado detrás de un sillón. Mi universo construido por defecto. Goethe me lanza el balón. Stefan Zweig me convida una galleta. Nabokov me sonríe burlón. Los grillos se exasperan y suben el volumen como trombones soplados por el demonio de Tasmania.

Todo pasa. Verás que donde hubo tanto amor suele quedar un sótano con las ampolletas rotas, un refugio antibombas cubierto de musgo, una tumba con la inscripción borrada.

1 comentario :

  1. Anónimo8/9/14

    "Todo pasa", y ¿"todo queda, pero lo nuestro es pasar"? como decía el poeta Machado, cantado por Serrat; "todo pasa" pero ¿"nada te asuste, nada te espante, todo se pasa, Dios nunca cambia"?, en el decir teresiano. La plegaria del agnóstico es la gente sufriente; el rosario de Don Quijote es "la gente mohína", molida, desgranada, sobre el suelo árido, en sudor y sangre, como decía Miguel Hernández. Amparo de Dios. Somos nosotros.

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