No hay vacantes para ratas en el infierno

Queda poca miel. La pequeña cuchara rastrojea los costados sin alcanzar el fondo. Basta para endulzar un té a las dos de la madrugada. Tengo el alma envenenada. El rifle cargado. Es una historia algo vieja. Algo que debí resolver hace tiempo. Entonces subí el obelisco escarchado como lo haría un gato con guantes de seda. Hoy tengo hierro oxidado en mis huellas dactilares. Sabes que no habrá paz ni nuevas canciones. Las letras ya están muertas. Los fantasmas emigraron buscando mejores perspectivas. Los objetos son sólo objetos. La esperanza es un sorbo de whisky. Queda ese asunto. Por el honor al menos. Pero no hay vacantes para ratas en el infierno. Y el polvo es algo muy noble. La alquimia transforma la nada en una nada nauseabunda. Pero la nada es un problema filosófico. Y un problema es un problema.

Imagen: Bernard Buffet

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